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Nación seleccionó un proyecto de la UNSL tendiente a potabilizar el agua


AQUA ECO FIL continúa creciendo a pasos de gigantes. El proyecto ganador del Concurso de Innovación de la UNSL, que busca poner en el mercado filtros duales potabilizadores de agua, quedó seleccionado entre los 30 mejores proyectos del Concurso Nacional PROESUS del Programa de Emprendedores para el Desarrollo Sustentable del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.

Un jurado integrado por representantes del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable en articulación con áreas ministeriales nacionales de: Producción, Modernización, Energía, Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Interior, Obras Públicas y Vivienda, y otras organizaciones de la sociedad civil, seleccionaron un proyecto de investigadores de la UNSL.

A nivel nacional se presentaron 165 proyectos dentro de las temáticas de: energía, materiales renovables y agricultura. Todos apuntan a desarrollar estrategias para mejorar las condiciones medioambientales. Del total sólo 30 proyectos pasaron a otra instancia de evaluación, que se realizará este 18 y 19 de octubre a través de videoconferencia en directo con los evaluadores.

El proyecto de la UNSL es uno de los 30 elegidos por el jurado, y también es uno de los favoritos del público, ya que una de las instancias previas a esta etapa fue el voto del público al mejor trabajo. Con un total de 262 votos, el proyecto de la UNSL se ubicó en el primer puesto en esta instancia, la cual otorga un 5% a favor en el resultado final de evaluación.

“Quedamos seleccionados por el jurado en esta instancia, no por el público que nos votó. El resultado de la votación del público nos ayudará en la etapa final. Quién obtuvo más votos cuenta con el 5% a favor al momento de finalizar la evaluación que se realizará por videoconferencia”, sostuvo el Dr. Matías Regiart quien es uno de los impulsores de este proyecto de base tecnológica que busca concretar su transferencia científica y tecnológica en la comunidad provincial, con perspectivas de expansión en el territorio nacional.

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Matías defenderá el trabajo este jueves 18 de octubre al mediodía por videoconferencia. Consiste en una presentación de tres (3) minutos y dos (2) minutos de preguntas. De esta instancia quedarán seleccionados 15 proyectos ganadores lo cuales participarán de un congreso en Buenos Aires con el objetivo de presentar cada una de las investigaciones.

“Este concurso no tiene un premio económico. Lo que da es respaldo y reconocimiento. Sería importante quedar entre los 15 trabajos seleccionados porque contaríamos con el sello de emprendimiento sustentable del Ministerio lo que es muy importante al momento de comercializar el producto”, dijo Regiart. De los 15 trabajos, luego del Congreso, se seleccionará uno (1) que pasará como proyecto preseleccionado para competir en otro concurso nacional por financiamiento.

El origen de una investigación que busca su transferencia a la sociedad

El proyecto inicialmente se gestó para su presentación en el Concurso de Innovación “UNSL por i” impulsado por la Universidad Nacional de San Luis. Los científicos se vieron motivados al desarrollo de un filtro que potabilizara el agua debido a preocupantes estadísticas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) vinculadas a la alarmante cifra de que 2.100 millones de personas en el mundo no tienen acceso al agua.

Estos datos arrojan otro condimento y es que el 80% de las enfermedades se transmiten por medio de agua contaminada. Las más frecuentes en la Argentina son las gastrointestinales agudas, la fiebre tifoidea, la paratifoidea, la hepatitis, y las parasitosis intestinales. A su vez, la diarrea es uno de los problemas de salud más acuciante, evidenciando marcados incrementos en áreas de bajo nivel socioeconómico.

Según explica Matias Regiart, particularmente en el país, la Subsecretaría de Recursos Hídricos estima que unos siete (7) millones de personas no tienen acceso al agua potable. A su vez, el arsénico es una de las diez (10) sustancias químicas que la OMS y el Código Alimentario Argentino consideran más preocupantes para la salud pública. Estos organismos fijaron un límite recomendado para su concentración en el agua potable de 0,01 miligramos por litro (10 ppb).

“En toda la Argentina hay más de 16 provincias afectadas por el arsénico. San Luis es una. Por ejemplo en Chaco la concentración de arsénico en agua es de 850 ppb, es decir 85 veces más. Eso es muy contaminante. Uno de los objetivos de nuestro filtro es disminuir el arsénico en el agua, en definitiva disminuir todos los metales pesados, y lograr potabilizar el agua, partiendo que se filtra la peor agua posible”, dijo el investigador.

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La arcilla y los residuos agrícolas como protagonistas

Los investigadores se encuentran actualmente en la etapa de diseño y desarrollo de un filtro cerámico de agua económico, simple y versátil. Sus componentes principales son: la arcilla, ramas de olivo, carozos de duraznos y aceitunas, provenientes de la región Cuyo. Dicho instrumento es dual, cuenta con un filtro de cerámica de arcilla con una rosca universal la cual se enrosca en la canilla, y contiene en su interior una pastilla de cerámica porosa y carbón activado modificado con nanopartículas de plata (con actividad antibacteriana) y óxido férrico (con alta adsorción de metales, tales como el arsénico), la cual es desechable y re-activable.

“El filtro es capaz de retener elementos químicos, metales pesados, plaguicidas, grasas, aceites, detergentes, toxinas, microorganismos, compuestos que producen color, compuestos originados por la descomposición de algas y vegetales, entre otros, por esta razón es que estos materiales desintoxican el agua con mucha efectividad”, explica el doctor.

Son varias las etapas en las que los científicos deben trabajar. Luego de pasar las etapas de diseño y desarrollo, deberán enfrentarse con las instancias de las pruebas piloto y el control de calidad. “Ahora lo que tenemos que comprar es una matriz para una extrusora que es lo que nos dará el cartucho de arcilla que luego se va a rellenar con el carbón activado. Una vez resuelto eso ya podemos pensar en desarrollar prototipos (supongamos diez (10) prototipos) con los cuales podemos pasar a las pruebas piloto mecánicas, que consistirá en enroscar el filtro a las canillas, hacer una prueba con distintas presiones y temperaturas del agua, a distintos tiempos y ver cómo se comporta. Hay que estudiar muchos parámetros”, explicó.

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Respecto al control de calidad del agua, el científico sostuvo que se deberán extraer distintas muestras. “Por ejemplo en la ciudad de San Luis debemos tomar el agua de cada punto cardinal y una del centro para tener distintas muestras. A su vez, de cada punto cardinal hay que tener varias muestras. No podemos analizar una (1) muestra de agua del sur y decir que está bien el agua después de filtrada, no es representativa. Tenemos que tomar por lo menos diez (10) muestras sólo del sur. Eso mismo se debe repetir en todos los puntos”, sostuvo.

En todas estas etapas interviene el Laboratorio de Sólidos Porosos de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas y Naturales (FCFMyN), el Laboratorios de Bioanalítica y el Laboratorio de Química Analítica Ambiental desde el cual se hace control en la calidad, ambos de la Facultad de Química Bioquímica y Farmacia (FQByF).

“La calidad del agua de San Luis no es mala, pero no es la mejor”

Así describió el Dr. Matías Regiart la calidad del agua que se consume en la Provincia. Sostuvo que está tratada pero explicó que no da a basto el tratamiento que se realiza con respecto al caudal que se necesita. “Esto es normal en todas las ciudades grandes (…) El tratamiento que se le hace no es suficiente para el caudal de agua que se consume”, dijo. También explicó que el agua en San Luis no es algo constante. “Luego de un día de lluvia fuerte, o de un corte del caudal, hace que después te venga el agua negra, es por eso que las características del agua que consumimos no es algo constante”, concluyó.